LA PETANCA, EL GENUINO DEPORTE JUEGO DEL PUEBLO

Me pasó recientemente algo curioso relacionado con un deporte y esto me ha dado pie a hablar de esta disciplina que vemos practicar muy asiduamente en nuestros parques, como es la petanca y que me merece alguna reflexión al respecto.

La curiosidad es que yo estaba con un grupo de amigos en el Campeonato de Andalucía de balonmano infantil en Almería en un macrohotel cuando desayunábamos y había más densidad de personas que en el metro de Tokio, por lo que tampoco abundaban las mesas libres, en esas estábamos cuando un señor nos pidió si podía sentarnos con nosotros y rápidamente nos comentó que era el presidente de la Federación Andaluza de petanca.

Aquel buen señor propició que la sobremesa se desviara de nuestras habituales conversaciones relativas al deporte que nos traía allí, y nos dispusimos a ingresar en el mundo menos explorado de la petanca.

Tiene la petanca la virtud en España de ser un deporte bastante popular, pero tal vez escasamente mediático. Este hombre que debe llamarse, por lo que he visto en Internet, Antonio Pérez García, aunque no lo tengo muy claro porque no están muy actualizadas las web de este deporte, refería que al tratarse de un deporte lento en su desarrollo, esto no invitaba a que pudiera retransmitirse por televisión y eso limitaba su progresión o quizá cierta estigmatización y ahora lo explicaré.

Del mismo modo, él comentaba con cierto disgusto que se asociaba la petanca con la tercera edad, lo cual no es incierto, dado que basta darse una vuelta por alguna plaza o parque de Andalucía y ver gente que juega a este deporte para comprobar que efectivamente muchos de lo que lo practican son gente mayor. Es más nos recordaba con cierta sorna que cuando la televisión hace referencia a la aprobación de los presupuestos del Estado y, por ende, acerca de la subida de las pensiones, siempre sale de fondo un grupo de abueletes jugando a la petanca.

En aquel hotel había gente mayor y gente de mediana edad, gente joven yo no vi. Este hombre defendía lógicamente su deporte, como tal deporte, y reconocía la actividad física que se desarrollaba practicando este deporte, por la tensión psicológica, por el hecho que estaban levantándose y agachándose durante varias horas...

Evidentemente yo siendo benevolente pondría este razonamiento en solfa, aunque uno de mis amigos, con alguna mala idea decía que los de la petanca se comían ese hotel y también el de al lado. Lo cierto y, yo razonaba con el presidente, es que gente pasada de peso había, pero también es verdad que seguro que los mejores tienen una forma física envidiable.

Lo de la estigmatización y sin que esto se tome como peyorativo, se ha asociado la petanca a las clases media y media baja, y hay varias razones, como es lo accesible económicamente del material y que las pistas de juego se pueden ubicar en cualquier sitio y no solo parques y jardines, y muchas zonas de extrarradio o a las afueras de pueblos y ciudades. Y ya digo, esto no quiere presuponer nada, pero sí que es cierto que esta seña de identidad hace que sea un deporte muy popular, porque es del pueblo pueblo.

Considerando todo esto, quién no ha jugado alguna vez a la petanca, o al menos quién no ha visto jugar y sabe mínimamente sus reglas, reglas que por otra parte en lo básico son bastante sencillas. En mi particular experiencia vital yo he jugado en la playa con mi sobrino, aunque bien es cierto que con una petanca de juguete (con bolas de colores rellenas de agua), y también he visto campeonatos locales.

El concepto básico de este deporte juego es que tienes que lanzar una bolita de madera sobre tierra y en un terreno irregular (ahí es donde decía el presidente de la Andaluza se ve quiénes son los buenos, en los terrenos difíciles) y luego dispones de un número tasado de bolas metálicas según el modo de juego, individual, dupletas y tripletas, que lanzas también con objeto de que al acabarse todas las bolas tengas el mayor número de ellas cerca de la bolita de madera y que no haya ninguna del contrario; es una especie de curling, donde el objetivo es el mismo quedar lo más cerca posible del objetivo, en el caso de este deporte de invierno se trata de un punto inmóvil.

La gracia de este juego es que el boliche se puede mover, con lo que la estrategia cambia radicalmente si lo mueves en un momento decisivo y lo que parecía ir a mi favor puede pasar a estar radicalmente en contra. De hecho, por lo que yo sé hay tres tipos de lanzamientos, el de acercamiento al boliche (que es el más obvio), el de eliminación que pretende quitar del juego una bola contraria peligrosa, aun sacrificando la tuya, y de aproximación que trata de acercar tu bola al objetivo o incluso acercar alguna tuya o de algún compañero que se hayan lanzado ya.

Luego hay algunas singularidades del juego que tampoco quiero detallar, pero lo que sí es verdad, es que a pesar de lo tranquilo que es el juego, también tiene su cierto dinamismo, porque las partidas se pueden desarrollar con bastante rapidez, y uno juega y juega para pasar la tarde, es decir, que puede resultar un deporte tremendamente entretenido, y en ese sentido, también le otorga una importante función social que es la que vemos a diario en nuestros parques. Y sí, nuestros mayores se mueven, se entretienen y pasan un rato relajado entre amigos, hablando de este deporte o de cualquier otro asunto.

Por cierto que existe un deporte similar en Hispanoamérica llamado las bochas que, en realidad se disputa sobre plano, en pabellones de deportes o similares, y si es difícil acercar una bola a un boliche en un terreno con hoyos, piedrecitas y desniveles, con cierta diferencia a modo de lo que ocurre en el golf, la ventaja es que el propio terreno te frena la bola; sin embargo, en las bochas tienes que lanzar con suma delicadeza porque el rozamiento al ser un terreno plano ya no es tanto, y la bola se te puede ir al carajo. Las bochas tienen su variante paralímpica y, de hecho, está en el programa paralímpico.

Y a todo esto, ¿la petanca es un juego o es un deporte? Antes de responder a esto, querría hacer alusión a un articulito que firmó hace algo menos de dos años un tal Pablo Lolaso, una especie de alter ego jocoso del mítico entrenador de baloncesto del Real Madrid Pablo Laso, el cual en el periódico digital esdiario.com, escribe todas las semanas una columna un tanto desvergonzada como concepto pero muy juiciosa como fin. En este enlace refiere la amalgama de deportes a los que llamamos como tal cuando muchos de ellos tienen unas connotaciones más de divertimento que de actividad física, más de pericia que de esfuerzo, básicamente una serie de deportes que sobran.

Muchos deportes están en el programa olímpico y son de puntería, o incluso puramente artísticos; en los Juegos de invierno tenemos el curling donde la actividad física más acentuada se ciñe a mover con fuerza una escoba, pero hasta ahí.

Y entonces, ¿podríamos considerar a la petanca como un deporte? Yo diría que es más juego que deporte, pero oficialmente deporte es, y no dudo que con la afición con la que está difundiéndose por los cinco continentes opte a tener su momento de gloria en el futuro; sobre todo porque en los Juegos Olímpicos se meten cada vez más y más deportes, y algunos te das cuenta que no encajan (saltos sobre cama elástica que más parece una competición circense).

Estamos ante un deporte que nació en Francia, país donde existen jugadores profesionalizados, y está ampliamente extendido en todo el Mediterráneo, tal es así que es un deporte fijo en los Juegos del Mediterráneo. Pero su extensión va creciendo y en países tan alejados del nuestro como Tailandia, se practica con bastante interés, al igual que en países de influencia francófona.

Cada cual que opine al respecto, pero que nadie dude que jugar a la petanca es siempre muy divertido.

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