EN BUSCA DE LA REINVENCIÓN DEL SELLO DENTADO

SELLOS CON SEMILLAS INCORPORADAS
Pues sí soy filatélico, es decir, que colecciono sellos y esta se encuentra entre una de mis principales aficiones. Cómo será el asunto que mi hijo, probablemente sin excesivas injerencias externas (es un niño adoptado y lleva en España cuatro años y medio), me dice desde hace mucho tiempo que soy un friqui, por eso y por otras cosas más.

Pues sí lo soy, y a mucha honra, es de recibo pensar que somos bichos raros, porque resulta inhabitual que te encuentres con alguien que no ya solo colecciones sellos, sino simplemente que sepa definir lo que es la filatelia, de hecho, el otro día le preguntaban en un programa de televisión a un grupo de jóvenes acerca de este sustantivo y casi ninguno acertó. Y esa es otra, si de por sí somos habas contadas, reconozco que no sé de nadie cercano o lejano que sea amante de la filatelia y tenga menos de treinta años.

Y ya lo he comentado en más de una ocasión en esta bitácora, yo que estoy cercano a la cincuentena soy de los más jóvenes de mi grupo filatélico, y lo que se cuece en este mundillo está dominado por personas mayores, muy mayores, basta con repasar las revistas filatélicas para convencerse de esto. A esto estamos abocados, y en dos o tres décadas yo seré uno de ellos.

El destino de la filatelia en España, y digo en este país, que es el que conozco, es muy negro, el sello dentado está de capa caída y Correos desde que se convirtió en una sociedad estatal no quiere saber nada más que de beneficios, menos de servicio público y nada de patochadas filatélicas o de cultura. Lo he vivido en mis propias carnes y el que ama la filatelia sabe de lo que hablo y es que Correos, el ente que debiera mimar a sus abonados filatélicos, por aquello de que es quien emite los sellos, pasa olímpicamente, y a sus empleados los aprieta para que sean rentables: franqueo pagado, matasellos y a otra cosa mariposa, rapidez y eficiencia, y si lo puede hacer una máquina para quitar operarios mejor; dinero, dinero, dinero...

A todo esto, la modernidad de este siglo XXI con todo lo que comporta ha devenido en que el coleccionismo esté muerto en todos los ámbitos y en su sentido más genérico, y más aun para la filatelia porque para que haya cercanía a esta afición-arte tiene que haber presencia de sellos en la sociedad, en los domicilios, en las oficinas..., y no hay tal presencia; es muy probable que un niño de diez años en nuestro país jamás en su vida haya visto un sello dentado.

SELLO CON CÓDIGO QR
Suelo ser bastante crítico con los motivos de las series que Correos emite cada año, que son obra y milagros de la Comisión Filatélica del Estado, encargada de realizar las programaciones y de decir a los diseñadores de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre u otros artistas libres contratados al efecto, sobre qué es lo que tienen que diseñar. Y como digo aunque suelo dar caña (escribo sobre las emisiones anuales en la revista del Grupo Filatélico Virgen del Carmen de Jaén, al que pertenezco), ya no es tanto acerca del diseño, que a veces sí, como por los motivos y temas a veces anacrónicos o irrelevantes, que contribuyen a hacer menos atractivo si cabe, todo lo que gira en torno a la filatelia.

Por eso rompiendo una lanza en favor de esos diseñadores, en la mayoría de los casos anónimos, es de valorar que intenten cambiar algo del sello tradicional que hemos conocido durante años y años con unas medidas que aproximadamente están entre los 2,5 cm. de altura y 3-4 cm. de ancho.

El sello aun siendo un elemento teóricamente tridimensional, en la práctica es bidimensional, es decir, es un papel fino con un dibujo en un lado y goma en el otro, de unas dimensiones reducidas para facilitar su alojamiento en las cartas.

Esa configuración bidimensional no impide que el formato sea inamovible, bien es cierto, que en comparación con la numismática, esta por su carácter tridimensional parece permitir más juego: formas (redondas, cuadradas, triangulares), metales diversos, relieves, hendiduras (agujeros en el centro)...

El papel al fin y al cabo es eso, celulosa y podría dar la impresión de que más allá del diseño (dibujo o foto y colores vistosos y de lo más diversos), tiene menos versatilidad que la moneda y realmente no es así.

SELLO EN FORMATO 3D
Nuestros diseñadores patrios se esfuerzan más por obligación que por convicción, dado el consabido, y que seguro que para ellos no es ajeno, escaso impacto mediático de lo que hacen; pero bueno en España actualmente se están haciendo sellos con colores metálicos, se están introduciendo texturas (arena), para dar la sensación de relieve, incluso sabores en las gomas y, del mismo modo, se están variando las formas para romper con el tradicional formato rectangular. También aunque esto no esté del todo logrado se llevan a cabo diseños en 3D, y como un modo de alojarse en la modernidad se les ha introducido a algunos un código QR, con la idea de que desde un dispositivo móvil podamos acceder a más información en torno al motivo del sello.

No obstante, mi afición por la filatelia y mi modesto conocimiento de los sellos a nivel mundial, me permite destacar que a base de imaginación un simple papel puede ser mucho más versátil de lo que se puede pensar.

Recuerdo con especial cariño, aunque verdaderamente no sé cómo llegó a mis manos, un sello de Rumanía del que se adivinaba con claridad que había sido pasado por un troquel, en el algunos lugares lo llaman sellado en seco y que deja un suave relieve muy efectista.

Del mismo modo, tengo un sello muy curioso de Malasia que me regaló mi amigo Miguel Ángel Angosto, que de este tema sabe mucho más que yo, en el que venía una pequeña semilla pegada en el mismo (seguro que con alguna silicona fácil de extraer con la mano, pero también lo suficientemente sólida para que no se desprenda con la fricción del papel y el traqueteo de las comunicaciones postales). Creo que una interesante manera de divulgar la cultura vegetal.

También se ha percibido que la nueva dimensión de los sellos adhesivos permiten llevar partes precortadas y que se pueden extraer a modo de cromo. Es el caso de las figuras del belén que el año pasado puso en marcha Correos en el que se irían alojando en sucesivos años en una especie de hoja bloque, a modo de un belén de miniatura. A mí esto no me gusta, pero es un ejemplo de las posibilidades que nos ofrece el sello.

Y no se queda ahí, al fin y al cabo, los sellos, papel, celulosa, podrían configurarse como pequeñas obras de arte, algunos lo son por su diseño, puesto que esas posibilidades de expansión de los formatos son infinitas y si incorporáramos las supermodernas impresoras 3D, que es algo de lo que se va a hablar mucho en los próximos años (de verdad que pienso que es el invento de esta próxima década), estaremos ante una auténtica revolución y reinvención del sello dentado. Si se aprovecha esta tecnología en la filatelia, siempre debidamente mensurada, grandes emociones nos esperan.

En definitiva, el sello está evolucionando y debe hacerlo mucho más, aunque en España bien es cierto que con solo una innovación formal no es suficiente, hace falta una verdadera revolución en las estructuras para reactivar el sello, y esto no es fácil tal y como está montado el tinglado ahora, donde solo se mira la economía, y la cultura está directamente defenestrada.

Comentarios