LA ESPAÑA DE LAS ESTAFAS

Que en este país no aprendemos o quizás en este mundo, es una realidad palpable; cuando esta semana me acerqué a una agencia de viajes para apalabrar un modesto caprichillo en honor a mi hijo que recientemente hizo la Primera Comunión, el vendedor, genial en su negocio, con verborrea y simpatía a raudales, para tratar de convencerte de que una estancia en un hotel de la costa valía x, sacó el recurso de que gracias a él y a sus sólidos contactos te lo había dejado en x-1, una ganga, cuando en honor a la verdad podría haberte dado ese precio desde el principio sin tantas alharacas.

Lo curioso es que el vendedor, más allá de su pericia embaucadora, me subrayó que a tenor de sus ventas en los primeros meses de este año se estaba viendo una alegría económica que no recordaba, yo deduje que ya nos estábamos acercando a un estadio anterior al inicio de la crisis económica, lo cual es ciertamente aventurado, puesto que no es así y porque aparte, vivo en una localidad especialmente azotada por la crisis y muy dependiente del sector de la construcción e hija de la burbuja inmobiliaria por su estructura productiva.

Entiendo que haya gente que se pueda permitir hacer un viaje, algo muy loable, si tiene dinero para hacerlo, pero me pregunto cuánta de esa gente que se va una semana a la playa en verano está haciéndolo porque puede o porque es un postureo social por encima de sus posibilidades económicas.

Con ocasión de la Primera Comunión de mi hijo, parafernalia social donde las haya para muchos españoles (y a la que dedicaré una entradilla dentro de poco), descubres que muchas personas que no son practicantes acceden a esta convención social, y aunque no tengan dinero y lleven mucho tiempo desempleados son capaces de ponerse a la misma altura que aquellos que se lo pueden permitir, no escatiman en gastos: trajes, regalos, restaurante, tal vez viaje con el niño o la niña..., aunque ello suponga tirarse un tiempo infame, permítaseme la expresión, a pan y agua.

Y es que no aprendemos, cuando estábamos en los peores meses de la crisis y percibías que ya había afectado incluso a familias que jamás lo hubieras imaginado por su estatus, cuando a los servicios sociales comunitarios accedían personas que otrora hacían signos evidentes de ostentación; surgieron sesudas y cualificadas voces que señalaban que esta crisis iba a marcar el futuro del mundo contemporáneo, que las burbujas y los mundos de fantasía aparente que nos habíamos marcado jamás volverían a acaecer, que habíamos captado la esencia, habíamos aprendido la lección por los siglos de los siglos.

Es tan evidente que España es un país en el que olvidamos tan pronto nuestra historia que los asesinos de diverso pelaje, en cuanto pasan unos años tienen su minuto de gloria en algún medio de comunicación y no precisamente son entrevistados por amor al arte, sino que reciben fuertes sumas de dinero para narrar sus espeluznantes impresiones o para envolver una petición de perdón o un arrepentimiento que pasado tanto tiempo es fuego de artificio más que otra cosa.

Pero eso, no aprendemos, desde que yo era bien chico y vi la película «Los tramposos» de Pedro Lazaga (1959), aprendí de la mano de Tony Leblanc cómo se maquinaban los timos del «tocomocho» y «la estampita», pero por más que esta película reside en el imaginario colectivo español y que la mayor parte de la gente sabe de qué va el engaño, no es menos cierto que de vez en vez surge la noticia de que en tal o cual pueblo o ciudad a alguien se la han metido doblada.

Pero no sólo eso, los trileros siguen existiendo y continúan aprovechándose del personal, que o bien es tonto, o bien está tan apurado económicamente que ve una oportunidad donde con serenidad no se vería más que engaño.

Del mismo modo, las autoridades, empresas solventes y medios de comunicación nos advierten, entre otras fuentes, que existen otros amigos de la trampa, que buscan entrar en tu domicilio, un poco a saco, para hacerte sobre la marcha una revisión del gas. Se acreditan levemente, te meten el miedo en el cuerpo con cierta palabrería y te sacuden sobre la marcha un albarán para que les sueltes sesenta euros por todo el morro.

Como son muy listos y siempre se dice que los malos siempre van por delante de los buenos, sus estrategias cada vez son más sutiles, tan sutiles que te embolan de tal manera que cuando quieres acordar ya has pasado la raya que no deberías haber pasado. Ocurre cuando te llaman (te asedian) para venderte cualquier cosa aprovechando que tienen tus datos: una compañía de teléfonos, las eléctricas y hasta el Círculo de lectores, dedicadas todas ellas a venderte productos que no son suyos (seguros de todo tipo, cámaras de vídeo o hasta un crucero); las cuales te anuncian telefónicamente que la llamada va a ser grabada para la tranquilidad del usuario, cuando es todo lo contrario, te graban por si cometes el error de decir sí, y ya estás perdido porque el contrato verbal se perfecciona, y luego para revocar eso tienes que pasar por decenas de filtros, y por supuesto, tu voz que vale para firmar ahora no vale para echarte atrás con lo que tienes que pelearte con media empresa y al final hacer un escrito mandado por correo certificado con acuse de recibo.

Son tan listos los malvados que uno ya no se fía de nadie, ahora tenemos la moda de que te visitan de vez en cuando en casa los vendedores de electricidad, cada uno te ofrece su servicio y te asegura que es el mejor del mercado. El otro día sin comerlo ni beberlo estaba enseñándole mi factura a un individuo que no conocía de nada, cuando conseguí largarlo porque no me quiero cambiar (permítaseme la bordería, yo sé que las eléctricas nos dan por culo, pero prefiero que a mí me lo dé la que siempre he tenido), me di cuenta de que había accedido a algunos datos relevantes, tales como mi nombre y apellidos y mi D.N.I.

¿Y las estafas piramidales? Medio legales medio perseguidas, hay que considerar que Fórum Filatélico estuvo funcionando en nuestro país durante varios años sin que las autoridades hicieran nada, cuando la bola engordó en demasía fue cuando se reaccionó, y rota la cadena todo el mundo que había invertido cayó.

De algún modo la economía de mercado tiene algunos elementos del sistema de ventas piramidal, pero todo está controlado, porque hay un consumidor final que paga y que no recibe contraprestación económica alguna más que la adquisición del producto y la satisfacción personal que le produce, toda la cadena de fabricantes, productores e intermediarios, va ganando dinero con ese tráfico. La estafa piramidal la conozco desde niño, entonces aparecían en mi buzón cartas anónimas prometiéndome todo tipo de beneficios y milagros si mandaba una postal al primero de una lista y si fotocopiaba diez veces la carta y se la dejaba en el buzón anónimamente a diez personas, con el tiempo, mi nombre inserto ya en la nueva lista yo también recibiría una postal; y ojo con romper la cadena porque una fuerza también anónima te anunciaba todo tipo de males.

El negocio piramidal, que no está prohibido en todos los países, se estructura en una amplia base social que va alimentando al origen y a los más antiguos, si tú eres de los últimos en llegar, estarás en el último eslabón de la cadena y tendrás que generar nuevos eslabones que a su vez hagan lo mismo. A priori el esquema no muere mientras no hay una generalidad de personas que solicitan el finiquito o las retribuciones previstas, algo que los golfos creen estadísticamente improbable, o cuando la red fuera tan amplia que llegara al total, a todo el mundo, y esa globalidad lógicamente no tuviera un mercado potencial.

En la práctica, las estructuras piramidales se rompen porque empiezan a tener incumplimientos en las retribuciones asignadas, porque hay menos líquido que lo solicitado por sus socios. También puede ocurrir que la estructura muera por la atonía de sus rectores, cuando alguien se torna inmensamente rico no toma el más mínimo cuidado de que el negocio perdure, sabe que tiene fecha de caducidad, y hay que dejarlo morir antes de que se destape todo. De ahí que los que idean estos negocios se cuidan de hacerse un patrimonio en paraísos fiscales a través de sociedades fantasma y desaparecen antes de que el pastel se destape.

Incluso están saliendo otros negocios denominados multinivel que tampoco gozan del absoluto beneplácito de los economistas, aunque no es tan acusada la progresión en escala, sí basa la estructura en la multiplicación de sus socios. No obstante, uno de los organismos mundiales más solventes en materia de comercio, la Federal Trade Comission de los Estados Unidos que actúa con independencia del gobierno de este país y vela muy fundamentalmente en favor de los derechos de los consumidores, señala al respecto que «Es mejor no involucrarse en planes donde el dinero que ganas está basado principalmente en el número de distribuidores que reclutas y sus ventas, en lugar de en tus ventas a personas fuera del plan que deseen usar los productos».

Bueno, pues ni por esas, ni por mucho que se hable de esto, ni por la gente que ha sido estafada en alguna de estas tramas, siempre seguirán saliendo listillos o salvadores que esperan a que tengas un desliz o a que tengas una posición económica crítica para engañarte y quedarse con tu honrado dinero.

Y a todo esto, ¿no es un auténtico timo que hayamos ido a votar hace unos meses y que nuestros políticos nos obliguen a ir a las urnas otra vez porque no saben ponerse de acuerdo? Pues eso, España.

Comentarios

JOSÉ ROMERO MARTÍN ha dicho que…
Hola amigo Pedro Manuel. No has mencionado a la banca que tampoco es moco de pavo. Te cuento un anécdota al respecto sobre un hecho que me ocurrió hace unos días: Llegué a la Caja Rural de Bailén para efectuar un ingreso en una cuenta de una cliente suya, y cual fue mi sorpresa que al darle el importe del referido ingreso me dice el de la ventanilla, bueno aquí no había ventanilla, el del mostrador que tenía que darle un "eurillo" más; me quedé estupefacto y le pregunté que, ¿a qué era debido tal petición? contestándome que era una comisión. Puse el grito en el cielo diciéndole: ¡Un euro por hacer un ingreso en una cuenta de un cliente suyo! ni mucho menos señor, deme mi dinero que ya se lo daré yo en mano, a dios muy buenas. Increíble verdad. Pero eso no es todo, como se te ocurra ir directamente a la caja de bu banco a reintegrar dinero, tu dinero, te cobran comisión, para que ésto no ocurra tienes que sacarlo del cajero teniendo que utilizar una clave con el riesgo que eso puede suponer. Ya no te mandan recibos de nada, porque si los quieres te cobran comisiones, cuando han sido ellos los que, prácticamente, te han inducido a que los domicilies allí, en fin...el cuento de nunca acabar. Si quieres otro día hablamos de Hacienda que somos todos. Enhorabuena por tu artículo. Saludos.