BREVES REFLEXIONES SOBRE LA HALTEROFILIA, EL CUERPO Y LA MENTE AL LÍMITE

Hossein Rezazadeh
No puedo negar que, como buen amante del deporte, hay deportes que me gustan más y otros que me gustan menos. Aunque bien es cierto que los que me gustan menos, son valga la redundancia, los menos. Nunca he hablado en este blog de la halterofilia y eso que me parece un deporte muy atractivo, que apenas veo en las retransmisiones en abierto más allá de los Juegos Olímpicos, pero no estoy al margen de las evoluciones de nuestros deportistas patrios en competiciones internacionales, y suelo estar conectado cuando hay campeonatos mundiales o europeos.

Lamentablemente la halterofilia es uno de esos deportes que está siempre bajo la sombra de la duda, acuciado por esa mancha del dopaje que enrarece tanto al sano deporte practicado en condiciones de igualdad. Probablemente el ciclismo sea el deporte al que más daño le ha hecho el dopaje, igualmente al atletismo, y en la halterofilia y en general en los deportes de fuerza, raro es el campeonato en el que no se descubre a algún impostor, por nombrar con una palabra fina al referido tramposo.

Y es que esto del dopaje es de lo que peor me sienta en el deporte, porque aparte de jugar con ventaja, supone una invasión en el organismo humano que, en no pocos casos, se ha cobrado víctimas cuando se ha dejado con posterioridad la profesionalidad. El saber si los resultados deportivos que vemos cada día son reales o están mediatizados o manipulados por ayudas externas en forma de inyecciones, transfusiones, pastillas..., es una cuestión que no sé si en un futuro resolveremos, a día de hoy todos sabemos que hay deportes donde esto se trabaja a distintos niveles, y lo peor de todo, es que es indetectable, o lo que es lo mismo, que los malos siguen yendo por delante de los buenos, y que las investigaciones para solapar o borrar las huellas del dopaje avanzan con más rapidez y precisión que los mecanismos para averiguar de forma fidedigna si tal deportista se ha dopado.

Por cierto, para muestra un botón, hace apenas unos meses conocimos la experiencia de un periodista de la BBC que quiso poner a prueba el pasaporte biológico, se sometió a inyecciones de EPO, o eritropoyetina (sustancia natural que producen los riñones), consiguiendo un evidente avance en resultados deportivos como aficionado; en este sentido, las pruebas de detección de esta sustancia resolvieron que no se había inyectado. Y hay que subrayar que todo esto fue realizado de forma un tanto chapucera y con la ayuda de médicos no especialistas en la materia, siguiendo instrucciones a través de manuales por Internet. Por cierto que la eritropoyetina fue conseguida también en Internet, de forma fácil, comercializada desde China, es decir, al alcance de todo el mundo, muy barata para un deportista que pretende incrementar de forma sustancial sus resultados deportivos.

La halterofilia podríamos decir que es el deporte de fuerza por excelencia, no hay músculo, hueso, tendón, articulación del cuerpo humano que no esté comprometido cada vez que se levanta la barra con sendas colecciones de pesas a cada lado de la misma. Pero aparte de eso, el aspecto mental es esencialísimo, muchos deportistas llevan en su cabeza la confianza de que lo van a conseguir, como lo duden lo más mínimo, eso puede poner en riesgo su intento. A este respecto, resulta tan interesante como la competición deportiva, el ver lo que se cuece entre bambalinas, en la sala aledaña al espacio principal de competición donde los deportistas se encuentran calentando, siguiendo las instrucciones de sus preparadores, escuchando música..., cada cual se relaja y se motiva a su manera. En los instantes previos al levantamiento se sucede toda un ceremonial muy particular en cada deportista, es como que si no se hiciera esto te falta algo, el toque final. Unos huelen alguna sustancia muy penetrante, suelen ser sales de amoníaco, para activarles del todo; otros reciben severas palmadas en brazos, piernas o espalda de sus entrenadores; otros gritan...

La halterofilia es un deporte que por su propia esencia es barato, basta con disponer del equipo inicial, barras, pesas y otros materiales propios de un gimnasio, y ese equipo puede durar muchísimos años. Para los deportistas el material más costoso seguro que es las zapatillas, son especiales, pues se hacen casi a medida, con alzas en una parte del pie para contribuir a la estabilidad del haltera cuando ha de levantar cargas tan pesadas.

Podemos decir que la halterofilia, con sus singularidades en cada época, ha existido casi desde el inicio de la humanidad, el levantamiento de peso ha sido la prueba más palpable para medir la fuerza de un ser humano. De hecho, en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna ya estuvo presente este deporte. Entonces se llevaba a cabo el levantamiento con una sola mano y con dos manos, este último es similar al actual levantamiento en dos tiempos.

La halterofilia en los Juegos se inició en 1920; entonces con tres tipos de levantamiento, los dos que conocemos actualmente: El primero es el de arrancada, el deportista levanta la carga en un solo esfuerzo desde el suelo hasta por encima de su cabeza, agachándose del todo, situando sus brazos con una abertura más amplia que en los dos tiempos, y manteniendo la barra estabilizada arriba durante unos tres segundos y sin desplazarse en la tarima con los pies, tiempo en el que los jueces determinan la validez del levantamiento, pulsando verde en caso de intento válido y rojo al contrario, puede que alguno decida en contra de los otros, pero se prioriza la decisión de los otros dos. Este mecanismo opera en los dos tiempos o envión (clean & jerk en inglés), la diferencia en este tipo de levantamiento, es que el haltera lleva en el primer tiempo la barra entre la barbilla y los hombros (abertura de brazos más estrecha que en la arrancada) y en el segundo tiempo la levanta por encima de la cabeza, dando el empujón final moviendo las piernas con rapidez, una delante y otra atrás, aunque últimamente hay levantadores, sobre todo muchas féminas que abren piernas en paralelo, para igualar a continuación.

Existió un tercer tipo de levantamiento, el de fuerza, hasta los años 70, los últimos Juegos Olímpicos en los que se compitió en esta modalidad fueron los de Múnich 72. Dicho levantamiento consistía en una primera acción idéntica a la del dos tiempos, o sea, desde el suelo hasta el pecho; y la segunda acción debía realizarse sin emplear las piernas, simplemente con la fuerza de los riñones y los brazos; era un auténtico suplicio para la espalda y muy criticada por deportistas y técnicos, por lo que definitivamente dejó de utilizarse. Por cierto que el récord del mundo para siempre lo ostenta un nombre mítico de este deporte el soviético Vasili Alexeyev, que en este durísimo levantamiento llegó a alzar la barra con 236,5 kg.

Es curioso, pero para los que no somos duchos en la materia, si tuviéramos que levantar una barra lo haríamos cubriéndola con nuestro pulgar por fuera y los cuatro dedos restantes a continuación, sin embargo, la mayoría de los levantadores realizan la técnica de enganche, que consiste en cubrir la última articulación del pulgar con los otros dedos de la misma mano al momento de agarrar la barra.

Por cierto, la barra en sí no es moco de pavo, la masculina pesa sola sin discos, veinte kilos, y cinco kilos menos para mujeres. Con todo y con eso, pese a esa resistencia y solidez aparente de la barra, en las categorías de más peso es normal observar como la barra se arquea por el centro, lógicamente sin llegar a partirse nunca.

Lo que sí se pueden partir son articulaciones e incluso huesos, las exigencias de la competición son tales que muchas veces los deportistas llegan a intentar levantar pesos para los que no están física y psicológicamente preparados, y en el momento crítico el peso se les viene encima, generando consecuencias funestas. La última incidencia la vi hace apenas quince días con ocasión de los Juegos Panamericanos cuando una haltera venezolana se desmayó en plena cargada.

A propósito, la competencia en Juegos Olímpicos es mayor que en campeonatos mundiales y continentales, toda vez que en los Juegos solo se reparten medallas para el total olímpico, o sea, tres medallas por categoría de peso, mientras que en los otros campeonatos se opta a medallas en arrancada, dos tiempos y también para el total olímpico.

La elección del peso a superar es una estrategia vital para la competición y esto se decide en el momento. Se dispone de tres intentos y se suele decir que el primer intento es para asegurar, es decir, para lograr un peso que se domina, que estás convencido de que lo vas a levantar. El segundo intento es para alcanzar tu marca, esa que es tu límite hasta ese momento, un peso factible aunque duro. El tercer intento (siempre y cuando los otros se hayan superado) es el del éxito, el de superar tu mejor marca de siempre, algo que tus competidores también quieren llevar a cabo pero que si tú consigues tensa la cuerda al resto. Y dicho esto, la cuerda está tensa siempre, porque uno no decide peso hasta que no ha superado un intento, y va viendo lo que piden los otros que ya han superado, considerando que se empieza por pesos pequeños y a la barra se van sumando discos a cada lado, hasta alcanzar el máximo peso pedido por un competidor.

Es absolutamente accesible visionar en Internet los récords del mundo de cada categoría, así resulta impresionante ver el levantamiento del plusmarquista mundial en dos tiempos, el iraní Hossein Rezazadeh en la categoría de +105 kg., que fue capaz de alzar sobre su cuerpo nada menos que 263 kg. Todo un ídolo en su país por ser el primer deportista iraní en conseguir dos medallas de oro en unos Juegos Olímpicos, Sydney 2000 y Atenas 2004.

Halil Mutlu
Si impresionante resulta ver a este gigantón persa levantando tal peso, con esa barra que visiblemente se dobla ante la presión de sus extremos, no menos sorprendente es ver a los del peso «pluma», esos que no sobrepasan los 60 kg. y que son capaces de levantar tres veces su propio cuerpo; por citar alguno de los más famosos, está el célebre turco Naim Suleimanoglu, apodado el Hércules de bolsillo, o el también turco Halil Mutlu, también muy bajito (probablemente con problemas de crecimiento en su niñez).

Este Mutlu ha sido uno de los más laureados en la historia de este deporte siendo tres veces campeón olímpico en menos de 56 kg. y, sin embargo, en 2005 fue suspendido por dos años por consumo de esteroides anabolizantes, ¿se dopó en ese momento y antes no? Lamentablemente es como comentaba al principio, no sabemos muy bien la legitimidad de las medallas que se vienen consiguiendo en este deporte.

¿Quiénes son los dominadores actuales de este deporte? Pues deportistas chinos y chinas, ¿les suena? Es sospechoso, que en un país donde las leyes contra el dopaje son tan suaves y el acceso a medicamentos prohibidos en Occidente sea tan factible, se controle tanto un deporte en la más alta competición. Esto es lo de siempre, vencerá el que más invierta en esta carrera, por el momento los malos van ganando.

Lidia Valentín
Mientras tanto, no miremos a esto demasiado y disfrutemos de este antiquísimo deporte y tan propio de la naturaleza humana, la medición del ser humano de su fuerza, de su propio poderío físico.

En España no vamos mal situados, lógicamente destacamos más en Europa, a nivel mundial es otro cantar. La deportista más brillante en la actualidad es la leonesa Lidia Valentín, y en categoría masculina el joven sevillano Josué Brachi, con mucho futuro por delante. En Linares existía y existe tradición con el club San Juan Bosco, recuerdo que llegamos a tener hace años algún deportista en la élite española, e incluso hace unos treinta años llegué a ver allí un Campeonato de España.

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