EL LACROSSE, UN DEPORTE QUE NADA TIENE QUE VER CON CAZAR MARIPOSAS

La influencia que genera en todo el mundo la sociedad estadounidense es más que notable; haciendo nuestras particulares abstracciones a veces la presión mediática favorece que algunas costumbres, usos o arraigos culturales de esa nación se nos metan de lleno en nuestra cotidianeidad sin darnos cuenta.

Sin ir más lejos, el fenómeno «Halloween», mezclado con el Día de los Santos y de los Difuntos en España, es ya una realidad implantada a nivel social y, por supuesto, comercial, ya que los establecimientos han encontrado ahí un buen producto para vender y captar almas consumistas.

Dicho esto, hoy quiero hacer mención a un curioso deporte que, de vez en cuando, se cuela en alguna serie de televisión o película estadounidense. Vemos a alguien vestido con ropa deportiva y, lo que llama más la atención es un instrumento con el que se juega a cierto deporte, se trata de una especie de cazamariposas. Detrás de ese aparente simpático elemento se esconde el lacrosse, un deporte que en nada tiene que ver con esa afición al coleccionismo de bichitos voladores de la naturaleza, ni en su origen ni en la actualidad.

Ciertamente los antecedentes de este deporte se remontan a las tribus indias que vivían en Estados Unidos antes de su colonización por europeos, en concreto, se tiene constancia de que los nativos que lo practicaban de forma habitual eran los iroqueses. Realizaban esta actividad en la que se disputaban una bola hecha de cuero, trasladándola con palos que en su extremo tenían una red. Más allá de un deporte, se consideraba casi una cuestión de honor, en el campo de juego (que podía tener varios kilómetros y durar el choque varios días) se solucionaban los problemas tribales, de una forma «pacífica», porque en la contienda estaba casi todo permitido y se consideraba al que moría en la disputa como un héroe. A veces se practicaba esta lucha como una especie de ofrenda a su dios, para pedirle algo: buenas cosechas, la sanación de un enfermo...

Los estadounidenses no perdieron la oportunidad de rescatar ese juego, de domesticarlo, de hacerlo suyo, y construir un deporte que es plenamente norteamericano, pues en Canadá también es muy popular, y que después se ha extendido con cierta difusión a otros países de habla inglesa como Australia, Nueva Zelanda y Gran Bretaña, más Japón.

El origen del nombre «lacrosse» es incierto aunque por la etimología francesa de la palabra, me inclino a pensar en la versión que señala que los primeros misioneros franceses en Norteamérica descubrieron este juego, cuyo nombre tradicional era «Guh-Chee-Gwuh» y le impusieron un término más fácilmente pronunciable, tomando como referencia «la cruz», queriendo significar que el palo terminado en red que utilizaban los iroqueses se asemejaba en su tamaño y disposición a las cruces que ellos mismos portaban.

Uno de los elementos que definen al lacrosse es su espectacularidad, fundamentalmente porque en categoría masculina se permiten los contactos físicos y estos son muy duros, se hacen un poco al estilo del fútbol americano o del hockey sobre hielo, con la particularidad de que llevas un palo en las manos y que de, vez en cuando, lo sacas a pasear siendo una extensión de tu propio cuerpo. Por supuesto, los jugadores llevan casco y protecciones. Los choques son a veces tan tremendos que no es inusual ver peleas en los campos de juego, en las que los jugadores se quitan el casco y se lían a mamporrazos, con los árbitros como testigos de excepción.

En categoría femenina, todo es más liviano, apenas hay contactos, y las jugadoras no llevan protecciones, sólo ocular, van vestidas como si jugaran al hockey sobre hierba, y sospecho que al igual que este deporte, sus practicantes llevarán protección bucal, por si hay un golpe mal dado o un bolazo.

Por cierto, que para que el manejo del palo, técnicamente el stick, no sea muy caótico, las reglas dicen que siempre hay que asirlo con las dos manos a la vez.

Contribuye a la espectacularidad el hecho de que la regla hable de que el que lleva la bola no puede ir andando, o tiene que estar quieto o corriendo. Por otro lado, también hay varias reglas sobre el número de pases mínimos que hay que realizar y jugadores diferentes que tienen que participar antes de poder meter gol, tiempo máximo de posesión por un jugador..., normas que, en definitiva, tratan de que el juego sea muy dinámico, y que se metan muchos goles. Y se meten muchos goles, ya que la bola se mueve tan rápido que cuando se lanza sobre la portería va a tal velocidad, que el portero ni la ve, imagino que mueve su stick por intuición (también pasa mucho en el balonmano). Por cierto, también tiene su guiño al balonmano, pues existe un área prohibida, circular, que es donde está la portería donde no pueden entrar los jugadores de campo, sólo el portero.

El lacrosse se practica en terrenos al aire libre, con similares dimensiones a un campo de fútbol y, de hecho, casi el número de jugadores y disposición de los mismos es similar al fútbol, son diez jugadores, y hay obligatoriamente defensas, medios y delanteros.

También hay un lacrosse indoor, en el que se utilizan canchas de pabellones deportivos, dispuestos con césped artificial, donde se reducen el número de jugadores, y permite que la disputa de competiciones (universitarias) sea a lo largo de todo el curso escolar, pues en muchas zonas de Estados Unidos y Canadá los inviernos son muy rigurosos y sería imposible practicarlo en campo abierto.

Aunque aparentemente pueda parecer un deporte algo rarete, lo cierto es que llegó a ser olímpico, concretamente en San Luis 1904 y en Londres 1908. Al respecto de este detalle, cada vez que me acerco a los anales de las primeras Olimpíadas, descubro que estas fueron un paripé y que verdaderamente debieran eliminar el medallero general los resultados de los cinco o seis primeros Juegos Olímpicos, donde apenas participaban una quincena de países, es decir, no tenían un carácter global, ni se podía, por tanto, saber si en realidad el campeón era el mejor del mundo en su especialidad, seguro que no.

En el caso del lacrosse, en 1904 participaron sólo tres equipos de clubes (uno compuesto por los indios mohawk de Canadá) y en 1908 las selecciones de Canadá y Reino Unido, que se repartieron oro y plata respectivamente. Hay una curiosidad con la selección de indios mohawk que fue medalla de bronce en 1904 y es que se conocen los sonoros nombres de sus componentes: Águila Negra, Asustado de Jabón, Chaqueta Roja, Cola Manchada, Comeserpientes, Halcón Negro, Halcón Nocturno, Hierro Plano, Lluvia en cara, Media Luna, Pie Ligero y Voz Todopoderosa. No me quiero imaginar si Asustado de Jabón compartía vestuario con sus compañeros y manifestaba su poco higiénica costumbre, o a lo mejor era una táctica para gasear e intoxicar a sus contendientes.

Existe el lacrosse en España, aunque no estoy seguro de que haya una competición masculina de forma estable, es posible que se haga por concentraciones, pues la página web de la asociación de este deporte no ofrece muchos datos, y sólo hay seis clubes, aunque es cierto que existen más, que entiendo que no tienen presupuesto para desplazarse, ni a lo mejor nivel. En todo caso, España ha participado en un Mundial, el de 2010, obteniendo la 16ª plaza, y en un Europeo, logrando la 13ª. Parece ser que participaremos en este 2014 en el Mundial de Denver (Estados Unidos).

Lo que parece más improbable es que hubiera clubes femeninos hasta hace muy poco, ya que en esa web de la Asociación Española de Lacrosse, sólo hay dos competidores, Madrid Osas y Cuenca.

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