ROBOTS Y OTROS SUEÑOS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Tengo una cierta querencia a la ciencia y suelo visitar sitios web o leer revistas especializadas (he comentado en este blog en alguna ocasión que llevó casi veinte años suscrito a Muy Interesante). Con esto quiero decir significar que me interesa mucho hacia dónde va la ciencia, los avances tecnológicos, las investigaciones..., todo esto evidentemente en un plano muy global y considerándome un mero aficionado.

He podido reflexionar en estos años acerca de de las invenciones que se presuponía hace tiempo que ya deberían estar instituidas en nuestra sociedad, y otros ingenios que pocos imaginarían su desarrollo hace apenas medio siglo y que hoy están aquí entre nosotros. Sin ir más lejos, el fenómeno Internet tal como está implantado actualmente jamás pudo ser predicho salvo en la cabeza de los que hace años iniciaron el proyecto Arpanet. Pero es más, hacia dónde avanzará Internet en los próximos años es un auténtico misterio, páginas web visitadas a diario como Facebook, Google, Ebay..., han hecho multimillonarios a sus creadores y han cambiado la Red y el mundo. Seguro que hoy o mañana existirá una idea pendiente de abordarse que volverá a dar una vuelta de tuerca a Internet y nos cambiará a nosotros mismos.

Ahora bien, percibo que uno de los mayores fiascos en las predicciones tecnológicas que se llevan haciendo desde antaño viene del lado de la inteligencia artificial y más concretamente del desarrollo de los robots. Hemos visto películas, cómics, series de televisión protagonizadas por una infinidad de robots capaces de hacer de todo y particularmente las tareas del hogar. De hecho, parecía más o menos aceptado hace medio siglo que en esta centuria todo estaría robotizado y que no tendríamos que preocuparnos de nada en la casa, en el trabajo, en el coche, etc. Lo cierto es que aunque ha habido muchos avances que a nadie escapan en este terreno, aún no se ha inventado el robot denominado “empleado/a del hogar”.

Es curioso, pero nuestros ordenadores domésticos tienen una capacidad de cálculo impresionante, una hoja de cálculo nos ahorra horas de un trabajo que hace décadas era meticuloso y ciertamente imperfecto. Por otro lado, esa fabulosa capacidad de cálculo traspasada a una de los juegos mentales por antonomasia como es el ajedrez, también nos ofrece una evidente ventaja para la máquina; hace unos años la célebre “Deep Blue” fue capaz de derrotar al mejor jugador de ajedrez de la historia Garry Kasparov.

Pero esa extraordinaria capacidad de cálculo se transforma en más que evidente torpeza cuando se trata de realizar acciones tan cotidianas como coger un vaso de cristal. La gran lucha de los inventores actuales es controlar la fuerza de la máquina, lograr la sensibilidad humana para asir el vaso con la fuerza adecuada para no romperlo. Algo que es tan simple, que un bebe de apenas un año ya puede realizar sin dificultad, para un robot supone un ejercicio casi imposible. En fábricas sí podemos ver autómatas especializados en movimientos repetitivos y precisos, pero esta es otra historia, y si no que le pregunten a las personas a las que se les ha amputado un brazo y tienen muchas dificultades para manejar un apéndice biónico que a día de hoy no está conseguido.

Del mismo modo que tampoco hemos conseguido ver a un robot que suba las escaleras con el grácil paso con el que lo hace un humano adulto. Y, por supuesto, si queremos que un robot haga dos acciones humanas tan cotidianas como las referidas a la vez, creo que pasarán varias generaciones para que tal adelanto esté consolidado en nuestra existencia.

Visto esto pongo sinceramente en solfa esa duda metódica que se ha planteado mucha gente y que incluso ha aparecido en alguna película, si algún día las máquinas alcanzarán tal grado de inteligencia que se harán con el control de todo y exterminarán al ser humano. Pues mire Vd. no, eso es ciencia ficción, no al menos mientras yo no vea con mis ojos a un robot que cuando llego a casa abra la puerta al llamar timbre (o aldaba, que yo tengo una), me tenga la mesa preparada, la quite, lave los platos, me tape con una manta si hace frío en el sofá en el que hecho la siesta, no me creeré nada de eso, es más que yo no viviré para verlo.

Es razonable que haya científicos que inviertan su tiempo en construir robots domésticos, porque el ser humano tiene una gran deriva hacia su propio bienestar. No obstante, yo sigo con más expectación las investigaciones tendentes a solucionar enfermedades en el ser humano. Estaré esperanzado en las próximas décadas en poder asistir a la desaparición de todo tipo de cáncer, de la ceguera, o a que los tetrapléjicos puedan volver a andar y correr.

Comentarios