RECORDANDO A "QUARK, LA ESCOBA ESPACIAL"

Haciendo una retrospectiva de lo que hasta ahora está siendo esta bitácora y cómo va evolucionando, me doy cuenta de que no hago más que recuperar capítulos pasados de mi vida personal, de películas que he visto, de libros leídos, de deportes..., y eso sí, de vez en cuando, en el apartado de opinión hecho mano de algún tema de actualidad.

Pues nada, esta semana una más, voy a rescatar una serie de televisión que me encantaba y que veía con fruición y avidez, se trata de “Quark, la escoba espacial”. Para los de mis hierbas, como se suele decir, tal vez recuerden esta serie, un tanto “friki” he de reconocerlo, pero que a la vuelta de muchos años se ha convertido casi en una serie de culto.

Una clásica comedia de situación pero con la atípica localización del espacio interestelar. Una serie de humor mezclada con ciencia ficción nacida a finales de los 70 (emitida en España en 1980), al calor de otras series televisivas más ortodoxas o serias como Star Trek, Galáctica... También seguía la estela de aquellos años donde esta temática tenía un grandísimo auge cinematográfico como “La guerra de las galaxias” de George Lucas o “2001: Una odisea del espacio” de Stanley Kubrik, aunque está fuera algo anterior.

Esta serie se proponía realizar una sátira a todo este movimiento popular, ofreciendo una reinvención de la ciencia ficción, más de andar por casa. Quark es el apellido del protagonista principal de la serie, el comandante Adam Quark, encarnado por el actor Richard Benjamin, que dirige una nave de medio pelo, destinada a recoger la basura espacial.

Una hilarante tripulación le acompaña en sus andanzas, y probablemente los que ya pintamos algo de canas recordemos a estos personajes tan estrambóticos: Gene/Jean, el ingeniero de la nave, un transmutado que alternaba ratos en los que era el prototipo de macho agresivo y destructor, sin miedo a nada, y otros en los que aparecía como una sensible y delicada fémina; Ficus, un humano – vegetal, prodigio de la técnica, inconmovible e incapaz de aceptar las relaciones humanas; las Bettys, unas gemelas enamoradas de Quark, una la real y otra la clon, pero que nunca se sabe quién es quién, las cuales hablan y actúan al unísono; y Andy, un robot miedoso que pasa por ser el más humano de los que conviven en este camión de la basura espacial.

Quark aspira a ser llamado para misiones especiales en las que se pueda poner de relieve su valor y profesionalidad, lo que le llevaría a su añorado sueño de comandar una gran nave espacial, pero capítulo tras capítulo sus misiones son las más denigrantes y controvertidas y por las que además no va recibir premio por ello, más allá del de mantener el estatus de su nave, o sea, recoger los desperdicios del espacio.

Depende para sus misiones de la nave nodriza denominada Perma Uno, dirigida por el desternillante Palindrome, un rastrero personaje, algo déspota y tirano con sus subordinados, que se convierte en un pelota y adulador cuando tiene que enfrentarse a la Cabeza, el más disparatado y surrealista de los personajes de la serie. En cada capítulo la Cabeza aparece para dar misiones e instrucciones a sus mandos; la Cabeza (en la foto) es eso precisamente, un tipo que aparece en una pantalla y al que se sólo se le va la testa, un pedazo de mollera importante coronada por un fabuloso chichón, representado por un actor con un bigotazo igualmente potente.

Los diálogos jocosos y tronchantes, los escenarios ciertamente ridículos, personajes que se enfrentan a situaciones límite con una delirante actitud, fueron y son para aquellos que la reconocen como una serie de culto, por su puesta en escena tan sui generis.

Por desgracia para esta serie y sus personajes es que no son especialmente recordados, dado que la cadena de televisión estadounidense que tenía sus derechos, la NBC, decidió no producir más que ocho capítulos porque los índices de audiencia no eran los esperados, y allí en Estados Unidos donde hace treinta años tenían tantos canales como España ahora, eso mandaba mucho.

Pero, ya digo, una idea tan original como ésta, la comedia – ciencia ficción, que aunque se ha tocado otras veces en el cine y en la televisión, no trascendió demasiado. Yo sí recuerdo que los niños españoles nos reímos bastante con las aventuras de Quark y, por supuesto, esta serie, como el buen vino ha ganado mucho con el paso de los años.

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