TELEVISIÓN DIGITAL TERRESTRE, ¿TELEVISIÓN DE CALIDAD?

Tenía casi prometido en una entrada anterior que un día abordaría el asunto de la Televisión Digital Terrestre, sobre todo porque creo que merece la pena reflexionar acerca de este fenómeno que a todos nos ha afectado, salvo los escasos ermitaños que viven sin la caja tonta.

No seré yo el típico “cultureta” que dice que no ve la televisión o la ve poco. Seré sincero, veo mi ración todos los días, cuando era niño consumía mucho, de joven también, veo el deporte que puedo, por las noches es un entretenimiento grato y hasta me dedico a rumiar alguna telenovela que otra cuando me despierto de la siesta; eso sí, no veo programas del corazón y similares. Por eso, todo el mundo ha tenido que adaptarse a la TDT.

Decía el Ministro de Industria Turismo y Comercio, el Sr. Sebastián, que la TDT era una televisión de mayor calidad y con mayor cantidad de canales. No le falta razón en parte, aunque es obvio que el planteamiento es capcioso o, cuando menos, criticable. De calidad sí, pero ¿a qué coste? La inmensa mayoría de los españoles hemos tenido que adaptarnos, todos con el aparato descodificador de la TDT, o comprando un nuevo aparato televisor con dicho mecanismo incorporado; y también mucha gente ha tenido que cambiar la antena de su vivienda.

Esto me permite formular el primer interrogante, el coste y a la par el esfuerzo que ha conllevado a la población española esta adaptación, ¿ha tenido contrapartida por parte de las Administraciones Públicas? Creo que rotundamente no, y es que a la vista están los fallos que ha tenido y sigue teniendo la señal, algo que cualquiera de nosotros puede verificar en su propio aparato, que tiene interferencias (a la imagen le aparecen los famosos píxeles), que se le va la señal...; por no hablar de los problemas que tienen en algunos lugares recónditos, a menudo zonas de sierra, donde directamente no se puede ver la TDT y ayuntamientos o particulares han tenido que tomar la decisión de montar su propia infraestructura, con repetidores, amplificadores..., lo cual es una barbaridad porque si a esa gente la tenemos olvidada y discriminada, con esto la segregamos todavía más.

En varias ocasiones he sentido la curiosidad de escribir al correo electrónico de la página web que creó al efecto el Ministerio, quejándome acerca de que pese a los esfuerzos que hacemos los ciudadanos, la señal sigue sin llegar bien. De algún modo, en todas las contestaciones había un eje común, y es el de que asumen que se tienen que hacer más inversiones en el tiempo para que mejore la recepción de la señal. Al parecer cada Comunidad Autónoma tiene que hacer sus correspondientes inversiones para este fin. Me da igual quién tenga que hacer esto, lo que no parece tolerable es que hace cinco años a bombo y platillo se anunciara la TDT y hasta se recomendara en Navidad el aparatejo como regalo ideal de Reyes, y luego todo era una farsa porque pese a que tú hicieras tu inversión, los que estaban realmente obligados a hacerla, la Administración, entonces empezaban a tomar cartas en el asunto, como siempre tarde y mal.

Y Sr. Ministro, mi segunda reflexión gira en torno a esa calidad a la que Vd. alude, calidad ¿de qué?, si pones la televisión y tienes un montón de canales de teletienda u otros en los que una chica ligera de ropa propone un juego tonto para hacer que la gente llame de manera compulsiva, en lo que viene siendo una estafa en toda regla, tolerada por el poder ejecutivo. Al final echas un vistazo a la parrilla y resulta que realmente de calidad, lo que viene siendo una televisión generalista y de variedad, tienes prácticamente las mismas de siempre, lo cual por desgracia no implica que sea una televisión de calidad, véase la bazofia y la chabacanería de la que se nutren los programas del corazón.

Y, bueno, resulta que total me conformo con lo que tengo y ya está, porque para eso está Teledeporte que aunque repita muchas retransmisiones, por lo menos no te saca a la Belén Esteban, pero es que el día que me están poniendo la antena, me dice el técnico que hay y habrá nuevos canales HD, o sea, de alta definición; y que las televisiones no están adaptadas a esto, y eso que yo hacía quince días que me había comprado una nueva. Pues nada, otro engaño más y una nueva inversión para los españolitos, porque si queremos avanzar entiendo que de aquí a unos años todas las televisiones intentarán emitir en ese formato.

En fin, puestos a haber mejorado el sistema, todos nos debíamos haber mojado de forma equitativa, si vamos a gastarnos el dinero que sea con la máxima previsión y que lo que hemos montado ahora nos valga para muchísimos años. Yo no soy un experto en comunicaciones, pero me aventuro a pensar que hubiera sido idóneo generar una televisión en la que aparte de los canales de “calidad”, pudieras acceder a Internet de forma rápida y barata, porque en el siglo XXI una buena parte de los españoles seguimos pagando un pico por nuestra ADSL para disponer de una velocidad de tortuga, algo insólito y casi tercermundista.

Y ya, por último, cuando teníamos la analógica, podíamos comprobar que la señal digital venía con un segundo de retraso. O sea, que tanta modernidad para que el gol que marca la selección española venga con un ligero diferido, ni lo entiendo ni me gusta, porque ya no podré ver los partidos de fútbol con la radio puesta.

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